miércoles, 8 de agosto de 2007

“Dios es Rastafari”


Esta creencia no es nueva ni está de moda en Cali ni en el mundo: viene desde los tiempos del Arca de Noé y tiene millones de seguidores en todos los países.







"Dios es Rastafari", dice Hermes Hinojosa, un rastafari que ha vivido en el Parque de las Banderas por más de tres años. Nació en New York y tiene como misión “informar cualquier indicación, para que les dé alguna información, para que yo les entregue más formas de vivir a la gente”.

Júpiter, como también lo llaman sus compañeros rastas, es una persona paciente. Sus trenzas, que le llegan hasta la mitad de la cintura, descansan sobre una piedra sintiendo pasar los carros, la energía y la vibración de la gente. Afirma que su cultura viene de descendencia Israelí, que es milenaria y que en Colombia hay muchos de ellos, la mayoría están en Buenaventura, Bogotá y San Andrés.




El león de Judah

Aunque esta cultura es nueva para muchas personas, quienes piensan que es una moda contemporánea se equivocan porque los rastas vienen desde la época del arca de Noé. Es así como se caracteriza como una cultura milenaria con una serie de rituales y creencias válidas a los ojos de sus creyentes.

Esta cultura se inició en África, pero se consolidó en Jamaica en los comienzos de los años 30 a partir de profecías bíblicas sobre la divinidad de Haile Selassie (1892-1975), último emperador de Etiopía.

Los rastas creen que Jah, forma abreviada del nombre de Dios, en idioma Hebreo Jehová, ha tenido tres encarnaciones: Melquisedec, Jesucristo, y finalmente Haile Selassie, siendo cada uno de ellos un salvador, ya que dieron su vida por la dignidad del pueblo sometido a un imperio.

Es así como los seguidores creen que la última encarnación de Jah permanece como un mesías viviente que llevará a las gentes del mundo de ascendencia africana a una tierra prometida llena de emancipación y justicia divina llamada Zion.





Hay dos tipos de ceremonias religiosas rastafari. La primera es un Razonamiento, evento sencillo donde los rastas se reúnen, fuman cannabis y discuten cuestiones religiosas y sociales. La persona con el honor de encender la hierba da una corta oración antes de hacerlo, y la pipa es siempre pasada en el sentido contrario a las agujas del reloj; y la segunda es un Binghi o Grounation, fiesta que se caracteriza por las frecuentes danzas, canciones, festejos. El fumar ganja puede durar varios días.

Dentro de las costumbres típicas de ésta cultura se encuentra el profundo respeto hacia la naturaleza, es por eso que su alimentación gira entorno a ella y rechazan los productos intervenidos químicamente por babilonia o el mundo Occidental. Esta práctica también se puede observar en su forma de vestir, la cual va desde accesorios como collares, aretes y manillas realizados con productos de la naturaleza, hasta sus vestimentas en la cual no importa la marca sino su comodidad.

Aunque los rastas utilizan Dreadlocks, trenzas que simbolizan la rebelión en contra de Babilonia, representando la manera natural de llevar el pelo, y escuchan reggae, Andrés Felipe Campo, estudiante de Diseño Gráfico en la UAO, dice que no es sólo eso: “el Rastafari es un estilo de vida y no es una moda. Los que tienen las trenzas y se visten de los colores de la bandera de Jamaica no siempre son rastas”.



El Rastafarismo debe su nombre a Ras Tafari Makonnen, cuya coronación como el emperador Haile Selassie de Etiopía, fue vista como la culminación de la profecía de Marcus Garvey.



Cali, ciudad rasta

Las llamadas ‘tribus urbanas’ hacen parte de la cotidianidad de las ciudades como Cali, pero los rastas no son una de estas. Es una cultura que busca que se respeten sus costumbres y creencias y no se den juicios de valor solo por su apariencia. Esta ciudad ha recibido por muchos años a estos personajes pero es poco lo que se conoce de ellos.

Entre los cambios que tiene la ciudad en su estructura urbana y la creación de nuevos espacios de convergencia, es preciso preguntarse sobre ¿qué espacios frecuentan los rastafari y cómo se transforma la ciudad frente a sus creencias?. Alex Osorio o ‘Cenizo’, Rasta que vende artesanías en el puente al frente de la UAO, dice que “son pocos los espacios que existen para reunirnos, algunos son mi casa, la Universidad del Valle o un bar de música reggae ubicado en la sexta, Legend”.

Pero aunque parecen pocos los sitios de encuentro, ‘Cenizo’ es conciente que primero es la esencia y después la forma, es decir que para que hayan lugares en donde se puedan reunir y dar a conocer su cultura a la nuevas generaciones, es necesario como primer paso organizarse y mostrarse en Cali como una comunidad que exige reconocer sus derechos contemplados en la Constitución (Artículo 7: El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana) y en la Declaración de Los Derechos Humanos.

En Cali hay una marcada descendencia rasta proveniente de Buenventura, que al igual que en Jamaica, está asociada con la población más pobre. La mayoría vive en barrios populares, como en el Vallado, el Distrito de Aguablanca o el Popular.





Legal

Así se titula una canción del grupo rastafari bogotano Alerta Kamarada, ganadora en la categoría de mejor video del año en los Video Premios Mucha Música 2005 y actualmente el grupo más influyente de música reggae en Colombia. Pero la influencia de Alerta va más allá del simple sonido, está en el mensaje de sus letras como el de la legalización de la marihuana.

Aunque la Constitución Política de Colombia y la Declaración Universal de los Derechos Humanos respaldan las culturas de todo el mundo y respetan sus costumbres, es común ver todavía la prohibición por parte de las autoridades al consumo de sustancias como la marihuana en culturas que las utilizan como medicina o cualquier otro fin.

Carlos Martínez Sarasola, antropólogo de la fundación Desde América, opina que “en el mundo indígena las plantas son mecanismos para ampliar la conciencia, para curar y para acceder a otros planos que tienen que ver con obtener mensajes para la comunidad, puede ser que existan puntos en contacto con los Rastafari, puntos espirituales, de búsqueda”.

El cannabis o marihuana es la hierba sagrada del conocimiento para los rastafari. La utilizan porque además de ser sagrada, ayuda para meditar y reflexionar de una manera más profunda, no lo hacen en ningún momento por placer propio, sino espiritual.

Según el antropólogo, “esta hierba es utilizada por los rastafaris en forma de búsqueda espiritual. Por lo tanto como en los indígenas, los Estados Nacionales deben reconocer estas prácticas, al igual que los médicos indígenas se les permita practicar su medicina.”






Legend

En Cali hay un sitio que se viste todos los días de verde representando la vegetación de Etiopia; dorado, como la prosperidad y riqueza de África; rojo simbolizando la sangre de los mártires; y con el león de Judah, que representa a su Dios, Haile Selassie. Este espacio se llama “Legend” y es el único lugar de la ciudad donde los Rastafaris pueden escuchar reggae ‘nítido’.

Este es un bar donde se reúnen los rastas a bailar, pero detrás de todo está una pareja, Diego Mauricio Valencia y Alexandra Villa, de 25 años y ## respectivamente, rastafaris de corazón y alma, quienes con su esfuerzo y el de unos amigos lograron montar el bar en la sexta de solo reggae. Este sitio es reconocido en Cali porque lo han visitado cantantes rastas de la talla de Alerta Kamarada.

“Legend” lleva un año de vida y su nombre es en honor a uno de los álbumes de Bob Marley. Diego es estudiante de octavo semestre de Ingeniería Ambiental en la UAO, “my brother, he sacado adelante el bar con mucho esfuerzo pero con la satisfacción de que esta contribuyendo a la armonía, enseñando el amor al Rastafari.”

Aunque la ciudad no ha desarrollado del todo espacios variados para la cultura rasta y aún el racismo vive en medio de una ciudad que concentra la tercera parte de la población afro del País, según el Centro de Estudios de Justicia de las Américas, es cada vez más visible la aceptación de nuevos estilos de vida o culturas dentro de la monótona vida urbana. Es así como poco a poco los rastafari van exigiendo su espacio en una ciudad pluricultural.



Vocabulario Rastafari:


Babilonia: el patriarcado blanco que ha estado oprimiendo a la raza negra durante siglos. El Rastafarianismo es el desafío a Babilonia.
I and I: 'Yo y yo' significa que Dios está en todos los hombres. El término es a menudo usado en lugar de "tú y yo" o "nosotros" entre los Rastafarianos, implicando que ambas personas están unidas bajo el amor de Jah.
I-tal food: comida que no ha tenido contacto con los productos químicos modernos, el alcohol, café, leche, refrescos y licores son generalmente vistas como no i-tal.
Downpression: reemplaza a opression (opresión).
Irie: son los sentimientos o emociones positivos, o cualquier cosa que sea buena.
Livication: reemplaza a dedication (dedicación), para deshacerse de la connotación de muerte (debido a que dead, que se pronuncia como "ded", significa "muerto" en inglés, mientras que live significa "vivo").
Overstanding: reemplaza a understanding (comprensión).
Zion: se refiere tanto a Etiopía como al continente africano.
Karamawi: es la más alta alabanza a Dios que refiere un Rasta.
Ini: se refiere a la paz que lleva el Rasta con la naturaleza y los seres vivientes, pues Dios (Jah) ha creado a todos y nadie debe abusar de los demás, por eso el Rastafariano respeta y ama a la naturaleza que Jah ha creado.

jueves, 26 de julio de 2007

Un pacto con la Pachamama









“Dicen que en todas las familias esta el tío loco, el abuelo bulloso, los primos marihuaneros y el pariente lejano hippie. A mí me tocó ser ése, pero eso nace con uno”, comenta Luís ‘El Gusano’, de 21 años, hippie de la Loma de la Cruz y dedicado a las artesanías desde hace 7 años.

‘El Gusano’ es uno de los cinco Hippies y artesanos en Cali, que por su carácter de guerrero de la vida, tiene la capacidad de realizar matrimonios al estilo Hippie. Esta forma no convencional de matrimonio, es una práctica que adoptaron los hippies de Estados Unidos en los años sesentas como una manera de simbolizar la unión de dos personas con elementos propios de su cultura.

“Las bodas son para gente que no necesariamente sean locos o ‘hippiosos’, sino gente que simplemente no esté de acuerdo con lo que representa el sistema común de un matrimonio”, dice Luís.

Estas bodas son una alternativa para aquellos que piensan en el amor como algo más que un contrato civil o una boda llena de lujos en una Iglesia. Explica Luis que es así como nace el matrimonio hippie, “es casarse ante la Pachamama o madre tierra, ante la vida, ante la naturaleza”.

“Aunque este estilo de boda no es convencional, no le quita la seriedad y compromiso que tiene el hecho de entregarse por completo a una persona”, dice Alejandro Trujillo, de 18 años y próximo a casarse.


Amor, paz y anarquía

Este ritual no tiene ningún costo, pero sí tiene un orden, aunque el estilo de la boda depende de la pareja y del hippie que los vaya a casar.

En un espacio reducido en medio de la naturaleza y lejos del bullicio de la gente y de los carros, se acomoda un altar de cualquier material, se coloca sobre éste la copa de vino hecha en madera o la marihuana y los anillos o aretes, para así dar comienzo al ritual.

Todo empieza con el Pacto de Palabra por parte de la pareja, acompañado del Pacto de Vino o de Marihuana. Después esta el pacto más simbólico de la ceremonia, el Pacto de Sangre, el cual consta de pincharse cada uno un dedo y luego juntarlos, es un símbolo de unión espiritual.

Terminando la ceremonia están las palabras del hippie, explicando la boda como una función más que religiosa, espiritual. Por último viene el típico ‘puedes besar a la novia’, acompañado de una rumba o una luna de miel, según decida la pareja.

“En las palabras no hay un orden porque esto no es una religión, no es un dogma, esto es simplemente parte de la energía, es lo que fluye”, dice ‘El Gusano’.

Una práctica común de los Hippies antiguos después de la boda, era hacer el amor en el bosque, ya que era una forma de que la Pachamama aceptara su unión. Sin embargo, actualmente es decisión de la pareja hacerlo o no.










Una práctica que sobrevive

‘El Gusano’ es testigo del compromiso que conlleva esta unión. “Mi tendencia es a lo que era antes, andar a lo corrido por ahí, viajando. Ahora me tengo que quedar quieto porque tengo otros planes con mi pareja. En medio de la locura, uno piensa también en un futuro, cuando uno esta solo no, porque uno esta guerreando. Pero ya con una pareja, uno aspira a otras cosas.”

Aunque el ‘hippismo’ aun sobrevive en las venas aventureras de algunas personas y el pensamiento revolucionario de otras, su cultura se ha ido perdiendo y sobreviven solo algunas prácticas como el matrimonio hippie.

“El año pasado casé a tres. Aunque ahora no es muy común que se case la gente por lo hippie, se está viendo que la gente se aburre de lo tradicional y esta rompiendo esos esquemas”, agrega Luís.

Aunque este ritual aún es desconocido para muchos, ha sobrevivido más de cuatro décadas en las culturas juveniles de hoy, las cuales la han visto como una forma libre de expresarse ante el mundo.




Pasos para casarse

1. Lo primero, luego de estar seguro de casarse, es buscar en la Loma de La Cruz a un hippie que sepa casar como ‘El Demente’, ‘La Hippiosa’ ó ‘El Gusano’.
2. Se debe buscar un sitio al aire libre donde no halla mucha gente, puede ser San Antonio, Pance o cualquier otro lugar como una finca.
3. Comprar el anillo para la boda, puede ser de coco o se puede usar una pulsera o un arete, si los dos usan aretes. No necesitas comprar una vestimenta especial, solo la que se acomode al gusto de la pareja.
4. Para el Pacto de Alcohol, un ritual dentro de la boda, se debe comprar vino, si vas a ser el pacto con vino, o marihuana, si lo vas a ser de ésta.
5. Y por último, invitar a los ‘parceros’ mas allegados y conseguirte un padrino y una madrina para tu matrimonio.









Luis el "Gusano":








martes, 3 de julio de 2007

¿A qué estamos jugando?

Carta Dirigida al Ex - General Luís Alberto Moore

El pasado jueves 26 de abril, a las 4:30 de la tarde, cogí un bus que pasa por las unidades cerca de Unicentro, Multicentro, el Papagayo 8. De repente el conductor se desvió por la Simón Bolívar y no cogió la Pasoancho, por eso le pregunté y dijo que estaba cerrada por manifestaciones de ‘los de la valle’, entonces descendí del bus cerca de Jardín Plaza y caminé hasta las unidades.

Antes de cruzar por la intersección de la Pasoancho con la carrera 100, se encontraban estacionadas dos tanquetas blindadas de los ESMAD, las cuales estaban retirando a los estudiantes que protestaban, con un potente chorro de agua, mientras ellos les lanzaban ‘papas bombas’. Fue por esto que durante 20 minutos, como buen colombiano, observé sin hacer absolutamente nada estas imágenes que parecen ser ya muy comunes.

Luego que terminaron de enfrentarse, decidí, al igual que cuatro jóvenes pasar por Unicentro, luego que algunos agentes de seguridad nos dijeron que no pasaba nada. Cuando apenas faltaban alrededor de diez metros para llegar a la primera portería de Unicentro, en dirección sur-norte, fui sorprendido al ver una imagen de un ESMAD golpeando a uno de los jóvenes que estaban adelante mío de forma injustificada. Luego ese mismo ESMAD golpeó a todos los cuatro jóvenes hasta llegar donde me encontraba.

Lo más sorprendente fue ver la impotencia de éstos jóvenes, quienes se dejaban golpear o salían corriendo. Claro está que no quiero decir que se debían haber defendido con las mismas armas, sino con el don de la palabra, o desde cuándo nos hemos acostumbrado a éstas violaciones que exigirlas pasa de ser una requerimiento serio e irónicamente inviolable a una frase inocente, ¿es acaso una inocencia exigir nuestros derechos vitales?

Luego de una patada que me propinó el ESMAD número 03913, decidí pararme al frente de él y en menos de medio metro de distancia preguntarle, ¿a qué estamos jugando?, después de decirle sin ningún tipo de grosería sobre el abuso injustificado que estaban cometiendo y sobre el verdadero sentido de seguridad que debe existir en la ciudad. Fue así como me retiré indignado en medio de chiflidos de los dos buses llenos de ESMAD que estaban parqueados, pero con mi conciencia y mi dignidad en alto.

martes, 24 de abril de 2007

Ella, totalmente ella…

Vivíamos en el mismo barrio, La Esperanza, y estudiábamos en el mismo colegio y en el mismo salón, aunque Jazmín siempre se hacia en los puestos de adelante y yo en los de atrás, creo que era porque le gustaba siempre salir de primera cuando sonaba la última campana.

Desde primero hasta cuarto de primaria siempre hemos estudiado en el mismo salón pero nunca hemos jugado juntos, es que ella tiene un oso un poco sucio y a mi no me gustan los peluches, mis amigos dicen que son para niñas.

Entre todos los del salón, ella es la más bajita, yo siempre la veía tan pequeña e insignificante, que me daba miedo jugar fútbol cerca de donde estaba ella.

En el recreo, ella siempre se quedaba sola en el salón, o se iba a sentar sobre los viejos neumáticos oxidados por el tiempo y el sol, esos que un día me hicieron llorar de dolor cuando saltando por el medio de cada uno, me tropecé y me raspe la mejilla derecha, cerca de la oreja.

Cuando el viento soplaba fuerte, me gustaba ver sus labios jugar con su pelo, mientras las hojas secas del viejo árbol de la escuela suplicaban clemencia bajo sus pies. Sus ojos apenas reflejaban sus pequeños sueños, no tan pequeños como su estatura. Y yo, no podía dejar de mirar su pelo y sus sucias e intrépidas manos, desordenando la tierra, queriendo buscar algo que sorprendiera sus ojos. Su olor reflejaba el olor de la armonía y el asombro. Escarbando, tratando de encontrar algo que nunca buscó y no pensaba buscar más.

Solo una vez pude ir a su casa y no me acuerdo porque fue, aunque no me gustó porque era muy oscura y olía feo. Creo que fue porque la mamá de ella le pidió el favor a mi mamá que le cosiera un vestido, ya que a mi mamá la conoce todo el Barrio la Esperanza como la costurera. Además mi mamá tiene en la sala de la casa su taller con una máquina filetiadora y en la ventana de la casa hay un letrero que dice, “se repara ropa”. Lo que más me acuerdo de la casa de ella, es que el baño estaba tapado con una cortina, y que la tubería de ese baño no estaba enterrada y desembocaba al sifón del patio, creo que de ahí era que provenía ese mal olor.

También me acuerdo que ese día Jazmín esta en el cuarto de su papá porque le estaba sirviendo el desayuno, eran las 11:00 de la mañana, y entonces nos atendió su mamá. No nos quedamos mucho tiempo, pero si el suficiente para percibir la tristeza que se olía en esa casa y para ver cuanto sufrimiento cargaban los ojos de esa señora, quien le tocaba a veces vender dulces en los buses para poder pagarle el estudio a su hija, mientras que su marido se recuperaba en la casa de una lesión en la pierna causada por el trabajo.

Yo la veía salir y entrar todos los días por esa puerta de madera y trozos de varilla, esa cajita de madera y barro a la cual ella llamaba hogar, donde solo podía salir por la mañana y entrar por la tarde, donde se escondían tantas mentiras y verdades, donde se tenían que esconder terribles mentiras. Un hogar que en sus sombras escondía llanto y dolor, dolor que nace cada vez que el sol la descubre por sorpresa.

Me la encontraba en la escuela todos los días, pero nunca era capaz de mirarla, sus ojos color miel me hacían cortar la respiración y mis manos temblaban, nunca fui capaz de colorear algo diferente que sus lindos ojos, los cuales el sol hacia ser el centro de atención de la clase.

Ella también era tímida, pero caminaba tan rápido que solo daba la oportunidad de sentir su olor por unos segundos mientras que su cuerpo se perdía entre los demás niños, cuando el sonido ensordecedor de la campana hacia palpitar más rápidos nuestros corazones y ella tenia que entrar otra vez por esa puerta de madera y varilla, esa cajita de madera y barro a la cual ella llamaba hogar.

En mis ratos libres pensaba cuan cerca estaba de ella y cuan lejos estaban nuestras miradas. Solo una cuadra y media nos separaba, solo una pequeña puerta de madera y varilla, esa cajita de madera y barro a la cual ella llamaba hogar.

Cuando mi madre me mandaba a comprar el pan para el desayuno, aprovechaba a pasar por el frente de su casa, para ver si un instante de felicidad me fuera otorgado, un instante que me regalaran sus lindos ojos, sus lindos sueños. Pero infeliz he sido por no poder ver sus ojos.

También miraba la ventana que dejaba ver la cortina curtida por el químico de la polución y del tiempo, haber si de pronto su sombra se asomaba por ahí, pero de nuevo, infeliz he sido por no poder lograrlo.

Una vez, de tantas que pase por su casa, logré ver que su cortina se movía y una sombra estaba detrás de ella, eran las 6:00 de la mañana y tenía que comprar el pan para el desayuno, ya se me hacia tarde para ir a la escuela. Me quedé perplejo del miedo, entonces me escondí detrás de un poste de la luz, esperando desesperadamente que al fin sus ojos me deleitaran. Pero he sido tan infeliz porque la dueña de la sombra que se podía ver por medio de la cortina curtida por el químico de la polución y del tiempo, era su madre.

Una mujer enemiga del color, su piel era tan pálida que se confundía con el cemento de la carretera, mi madre siempre me ha dicho que si uno no come, se pone pálido como el cemento de las avenidas. Su cara era arrugada y siempre mantenía de mal humor, según mi madre porque le tocó un esposo borracho y mujeriego, yo no sé qué es eso porque yo nunca tuve papá. Pienso que ese día, a las 6:00 de la mañana, estaba esperando a su marido, quizá borracho, ya que ella sacaba su cabeza por la ventana y miraba hacia todos los lados, como cuando yo espero en navidad a papa Noel, pero no lo puedo ver.

Un jueves inesperadamente, mis ojos me preguntaron por ella, porqué no se encontraba en ese puesto que tanto le gustaba hacerse, adelante para salir más rápido cuando sonara la última campana. Ese día se me hizo muy largo, ya que estaba acostumbrado a verla siempre en el salón, ella nunca faltaba a clases, y menos cuando tocaba clase de muñequitos en plastilina.

El camino a mi casa también se me hizo muy largo, pensando el motivo de su falta, por eso aproveche a pasar por el frente de su casa, haber si de pronto un instante de felicidad me fuera otorgado, un instante que me regalaran sus lindos ojos, sus lindos sueños. Pero infeliz he sido por no poder ver sus ojos. Volví a ver la misma casa desolada y fría de siempre, una casa con cortinas victimas del químico de la polución y el tiempo.

Un poco preocupado me sorprendió el día siguiente, cuando al volver a la escuela, ella de nuevo no se encontraba, ese mismo día salí corriendo a mi casa, después de que sonara la última campana, y le dije a mi mamá que Jazmín, la niña de la escuela, no estuvo en clase ayer y hoy tampoco, pero mi madre me dijo que de pronto estaba enferma y siguió cosiendo.

El sábado no pude hacer tareas porque se me olvido copiarlas del tablero, estaba pensando que enfermedad le podría haber dado a ella. Estaba ya cansado de pasar al frente de su casa y no ver nada, siempre las mismas cortinas curtidas por el químico de la polución y el tiempo, por eso le dije a mi mamá que me había parecido oír que la mamá de Jazmín la necesitaba para reparar un vestido, para que así fuera a la casa de ella y le preguntara por su hija. Toda la tarde estuve recordándole a mi mamá que fuera a la casa de la mamá de Jazmín, que creía que era urgente.

Cerca de las cuatro de la tarde mi mamá salió a la casa de la mamá de Jazmín y le recordé que le preguntara qué enfermedad le había dado a la hija de ella. El tiempo fue mi enemigo en ese instante, esperaba impaciente al lado de la puerta a que mi mamá llegara y me dijera qué le había pasado a Jazmín, media hora fue suficiente para que mis dedos se ampollaran de tanto arrastrar mi carro preferido contra el piso.

Al fin mi mamá llegó y me dijo que la mamá de Jazmín no necesitaba arreglar ningún vestido, cosa que yo ya sabía, pero también me dijo algo que nunca me esperaba escuchar, mi mamá me dijo que Jazmín no iba a volver a la escuela. El tiempo, mi mayor enemigo en ese instante, se junto con otro igualmente peligroso, el silencio. Un frió recorrió mi cuerpo, los bellos de mis brazos se erizaron, como cuando a veces apago el viejo televisor de la sala y acerco mi brazo, mientras que podía ver en los ojos de mi mamá una gran tristeza, la misma tristeza que recuerdo haber visto en los ojos de la mamá de Jazmín el día que fui a su casa. En realidad no entendía nada, mi mamá no me quiso decir nada.

Por la noche mi mamá me llamó y me dijo que durmiéramos juntos, que me tenía que decir algo. Entonces entré a la pieza de ella y me acosté a su lado, mientras ella me acariciaba la cabeza, me dijo que Jazmín no tenia ninguna enfermedad y que el papá de ella era un señor muy malo porque le pegaba, en ese momento a mí me dio mucha rabia, como cuando un amigo te pega en la escuela solo para molestarte. Entonces le dije a mi mamá que porqué no lo llevaban a la policía por portarse mal y ella me dijo que ya lo habían llevado a la policía y que lo iban a castigar por ser tan malo, en ese momento me tranquilice un poco. Después me dijo que había algo más grave aún y que por eso ella no podía ir a la escuela, me dijo con mucho miedo que si recordaba a la vecina del frente cuando tuvo un hijo, que le creció la barriga, entonces me dijo que a Jazmín también le iba a crecer la barriga. Mi mamá se colocó a llorar y entonces le pregunte que si Jazmín iba a tener un niño igual que el de la vecina, ella me dijo que sí. Mi mamá se acostó y me dijo que mañana hablábamos.

En mi escuela, una vez a una profesora le creció la barriga y ella nos dijo que cuando estuviéramos más grandes íbamos a poder tener hijos y crear una familia. Con un poco de duda, le pregunté a mi mamá el día siguiente, que si Jazmín iba a ser mamá, entonces dónde estaba el papá, mi madre no pudo contener más las lagrimas y me dijo que el papá era otro niño como yo, pero que éste no quiso responder por el hijo. Mi corazón se llenó de dudas y dolor, dolor que nace cada vez que la luz lo descubre por sorpresa. Nunca pensé que ella quisiera a un niño, ni mucho menos que quisiera tener un hijo, porque en la escuela ella siempre estaba sola, nunca pensé que sus lindos ojos tuvieran un admirador más fiel que yo.

Más dolor sentí cuando recordé que mi madre me había dicho que ese niño no iba a responder por el hijo de Jazmín, mi mamá desde pequeño me ha dicho que mi papá no quiso responder por mí y que por eso se fue y nos abandonó.

Ese mismo día por la noche, cuando estaba empacando la maleta para la escuela, mi mamá me dijo que mañana íbamos a ver a Jazmín en el hospital, a ver como le crecía la barriga, por lo cual no podía ir a la escuela, sentí una alegría inmensa cuando mi madre me dijo eso, ahora mis enemigos, el tiempo y el silencio, no podían ser más fuertes frente a la felicidad que sentía por poder verla otra vez. Pero también me dijo que después de ir al hospital, tenía que ir a un edificio muy grande, donde un señor me iba a hacer unas preguntas, no le puse mayor cuidado y le dije que sí.

El olor de la madrugada me recordaba el olor de armonía y asombro que transmitían sus ojos. Fue ese día cuando pude subir al hospital, frió y tan blanco que me provocaba dibujar sus ojos color miel en las paredes, como en una hoja de papel. Un señor con bata azul le dijo a mi mamá que solo la podíamos ver por medio de un vidrio, que ella estaba despierta pero que no quería ver a nadie, no sé porqué, aunque de pronto es por eso que en la escuela ella se hace tan sola. Nos podíamos quedar solo 15 minutos, suficientes para darme cuenta de la tristeza que se olía en ese cuarto, para ver cuanto sufrimiento cargaban los ojos de Jazmín, sus ojos no eran los mismos, se los robó el dolor.

… y ahora, señor fiscal, me encuentro frente a usted, tratándome de explicar todavía cómo en un instante se pueden borrar los sueños de un niño como yo, cómo en un instante los ojos de ella dejaron de darme alegría y ahora me dan tristeza, me dan ganas de llorar.

Pero mi madre siempre me ha enseñado que a los problemas hay que enfrentarlos y yo me quiero hacer cargo del hijo que va a tener Jazmín, yo le daré cariño como mi mamá me lo ha da a mí.

Última Hora: “El pasado sábado 16 de septiembre, en Cali, se puso a manos de la fiscalía el caso de Jazmín, una niña de 11 años quien está esperando un hijo producto de la violación de su padrastro. La aprobación de la ley de aborto en su caso abre la polémica frente a la posición de la Iglesia.”